miércoles, 12 de marzo de 2014

Mi primera vez.

Ah… mi primera vez; cuando me convertí en un verdadero hombre.
Tenía 16 años, bastante joven, lo sé. Yo realmente amaba a esta chica, ella era 2 años mayor que yo y llevábamos juntos 1 año y 8 meses.
La conocí en una fiesta de una amiga, eran las 9 de la noche, yo tenía que llegar a mi casa a más tardar a las 10:30, pero incluso pensé en irme de la fiesta temprano, miraba a todos mis amigos quienes bailaban apasionadamente, la mayoría sin tener idea de la manera en la que se estaban moviendo, pero de todas maneras se movían y se veían felices, mientras que yo estaba parado, recargando mi espalda en una pared, alejado de la pista, pensando… en todo y en nada, y no era porque no sé bailar, porque sí sé, cuando tenía 10 años mi madre me hizo entrar a una academia de baile, decía que me ayudaría a socializar, a tener novia (já) y que además estaría haciendo deporte, pero bueno eso no es importante, no bailaba porque no quería, los ambientes de fiesta no son mis preferidos, sé divertirme… soy divertido… pero la mayoría del tiempo me gusta estar en silencio, ya sea leyendo o escribiendo, de hecho no me gusta cuando estoy en el autobús para regresar a mi casa y se sube un conocido y se sienta a mi lado y comienza a querer hacer plática, me gusta viajar en silencio, pensando… bueno, regreso a la fiesta, estaba sentado mirando a mis amigos bailar, se hicieron las 9:30pm, me levanté de la silla para retirarme, iba en camino a la puerta cuando veo a entrar a una chica, llevaba puestos unos lentes oscuros, qué ridícula, es de noche y además entró a un lugar cerrado, la miré caminando en mi dirección, yo seguía parado ahí cuando de pronto me golpea con su hombro, se le caen sus lentes, me agacho para recogerlos y dárselos, los levanto, y cuando se los entrego pude observar sus ojos, sus hermosos ojos café, bajé la mirada y pude observar su sonrisa, su bella sonrisa, después miré sus mejillas rojizas de vergüenza cuando me dijo: —discúlpame, no te vi, estaba distraída.
No te preocupes, está bien.
Salí del lugar, caminé una calle cuando recordé que se me había olvidado mi suéter, lo dejé en el respaldo de la silla. Regresé por él, fui a la mesa donde lo dejé y ahí estaba la chica de lentes, ya no los traía puestos pero pude reconocerla; —Hola, yo otra vez, disculpa, ¿no viste un suéter que estaba en el respaldo de la silla?
—Am… sí, aquí lo tengo. Lo guardé en mi bolso porque se me hizo muy bonito y pensé, probablemente sea de un chico demasiado guapo y sexy que va a venir a buscarlo, porque debe ser su suéter favorito y no lo dejaría abandonado en una fiesta.
—Lamento decepcionarte, el suéter es mío.

Comenzó a reír, después reí yo, no sé porqué.
La invité a bailar. Aceptó. Bailamos y platicamos toda la noche.
Demonios, ¿qué hora es? Saqué el celular, 5 llamadas perdidas de mi padre y 6 de mi madre. Las 12:38. —Disculpa, pero ya me tengo que ir, mis papás me van a matar.
—Espera...
Me tomó las manos y me dio un beso en la mejilla.
Llegué a mi casa a la 1 de la madrugada, mis padres me iban a regañar pero les dije que era la primera vez que llegaba tarde y les expliqué lo que sucedió, con una sonrisa en el rostro me dijeron que estaba bien, que no se repitiera y que me fuera a dormir.
Me fui a dormir feliz.
Dos semanas después la volví a ver en otra fiesta, me le acerqué y ella estaba fumando, le dije hola y me contestó «hola, ¿quieres un cigarro?», No fumo. Le contesté.
Ella hizo un gesto de desaprobación en su rostro.
Le dije «no es cierto, estaba bromeando. Claro, me encantaría fumar un cigarro». Me pasó el suyo y ella prendió otro. Le di una fumada y empecé a toser.
Ella río. Le pregunté que si quería bailar y aceptó.
De nuevo bailamos y hablamos toda la noche.
De nuevo llegué tarde a mi casa.

Vaya, qué rebelde es esta chica.

Me invitaba a fiestas muy seguido, y yo aceptaba, esta chica me gustaba y sé que yo le gustaba a ella.

Fumábamos, ella mucho, yo poquito, tomábamos, ella mucho, yo casi nada; bailábamos y platicábamos toda la noche.

Ya casi no toso cuando fumo.

Nos hicimos novios un sábado 19 de Mayo.

Nos la pasábamos en fiestas, en su casa, todo el tiempo juntos. Mis padres me regañaban por llegar tarde pero yo no les hacía caso, lo único que me importaba era verla a ella.
En ocasiones no iba al colegio solamente para poder irme con ella a su casa, a la plaza, al centro, a cualquier lado pero con ella.
Bajé demasiado mi promedio. La confianza que me tenían mis padres la perdía poco a poco con cada vez que llegaba tarde a mi casa, tomado y con olor a humo de cigarro.Mis padres hablaban conmigo, me decían que estaba cambiando, que ya no era yo, y que dejara de ver a esa chica mayor que solamente me estaba causando problemas.
Yo no les hice caso, ¿qué van a saber ellos de ella si casi ni la conocen? Yo la seguía viendo, en ocasiones me escapaba a escondidas de la casa sólo para verla.

Ella me hacía feliz. Yo la hacía feliz.


Cuando llevábamos juntos 1 año y 3 meses ella cumplió los 18 años, y yo tenía tan sólo 16.

Y ella al cumplir los 18 años, no cambió en nada. Bueno, en casi nada, solía no contestarme mis llamadas y mis mensajes, ya casi no me invitaba a fiestas con ella, pero pues sus fiestas eran de sus amigos de 18 años también, y eran en antros y bares, lugares a los que yo con 16 años no podía entrar.
Duramos mucho tiempo así, ella salía mucho con sus amigos, en realidad ya nos veíamos muy poco, y el poco tiempo que nos veíamos era solamente para pelear y discutir.
Me puse muy triste, le veía poco futuro a la relación, pero aún así le veía futuro, así que yo seguía con mi intento de arreglar las cosas, de hacerla feliz, de darle detallitos, entregarle cartas, hacía lo posible para que lo nuestro no se acabara. El poco tiempo que pasábamos juntos, la notaba distante pero igual yo seguía esforzándome por lo nuestro

Yo la amaba. Y sé que ella me amaba a mí.


Se acercaba mi cumpleaños. Era el mes de enero.

Durante ese mes la noté mucho más distante que de costumbre.
Tal vez está planeando una fiesta sorpresa para mí y quiere que me sorprenda.
Tan linda.
El 19 de enero cumplimos 1 año y 8 meses, una semana después era mi cumpleaños.
Llegó el día de mi cumpleaños, me desperté, me afeité, me bañé y me vestí.
Miré mi celular y vi un mensaje de mi novia que decía «Feliz cumpleaños :)». Qué simple, parece que sólo me lo dijera por compromiso de decírmelo.
No… es cierto, debe ser por la fiesta que me está organizando. Sí, debe ser eso. Qué tonto, pensé.
A las 5:30 me habló su mejor amiga, la que fue gracias a ella que nos conocimos pues fue en su fiesta donde empezó todo.
Me habló al celular y me dijo: «ve a la casa de tu novia pero YA. Perdón. Te quiero».
Lo sabía, ¡FIESTA SORPRESA!
Llegué a su casa lo más rápido que pude, y en la puerta había una llave y una nota de su amiga que decía: «con esta llave puedes entrar. De verdad lo siento mucho».
Qué rara nota.
Entré a la casa de mi novia esperando a toda la multitud de mis amigos y familiares gritar ¡SORPRESA! Pero nada, subí a las escaleras que dan a su cuarto, entré y ¡SORPRESA! Estaba con otro en su cama, ambos desnudos…
Salí corriendo del lugar, llorando. Corrí y corrí, lloré y lloré hasta que ya no pude más.

No entiendo, yo era feliz en mi mundo, tranquilo, con mis amigos, leyendo, escribiendo, sin ningún vicio, pero luego llegaste tú y le diste un giro a mi vida, terminaste con la monotonía de mi día a día, pero no para mal, me hiciste más feliz, me hiciste experimentas nuevas situaciones, me hiciste crear nuevas historias y nuevos momentos que jamás olvidaré, pero después comienzas a cambiar y se te olvida todo lo nuestro, empiezas a ignorarme y a alejarme de tu vida poco a poco hasta que de repente terminas con toda la felicidad y el amor que nos teníamos, todo estaba bien y ahora ya no.

Llegué a mi casa, mis padres querían abrazarme pero los ignoré y corrí a mi cuarto, recosté mi cara en la almohada y comencé a gritar y a llorar desesperadamente.
Mis padres entraron a mi cuarto preocupados y preguntándome al mismo tiempo: « ¿Qué pasa? ¿Qué tienes?». Tenía un nudo en la garganta, ni siquiera podía decir 2 palabras sin volver a llorar.
«Hijo, tranquilízate, estamos aquí contigo, ¿qué es lo que sucede?». Les expliqué, haciendo pausas cada 15 segundos para respirar y evitar llorar.

Mamá me tranquilizó y después se fue para dejarme a solas con mi papá. Papá me dijo: «hijo… ya no llores, estas cosas pasan, es normal, es parte de la vida. A todos en alguna ocasión nos pasa, a unos más veces que a otros pero igual  pasa. El primer amor siempre duele, y duele mucho, pero no es el fin del mundo, y no te digo que la olvides porque sé que no lo harás, porque en un futuro cuando te pregunten quién fue tu primer amor, pensarás en ella, pero poco a poco la irás superando, su recuerdo dejará de ser doloroso, obtendrás experiencias de este mal momento que te servirán en un futuro. El primer amor no es para recordarlo sufriendo, el primer amor es un amor maravilloso que debe ser recordado felizmente ya que es nuestra primera experiencia en el amor.
En fin hijo, ya no te aburro más con esto. Te dejo solo para que estés en silencio, pensando, que sé que te gusta».
—Gracias papá.


Y como dijo mi padre, así fue, la superé, no en poco tiempo pero eventualmente lo hice. No la recuerdo con odio, al contrario, la recuerdo feliz, porque fue con ella con quien tuve mi primera vez, la primera vez que me hizo convertirme en un hombre… la primera vez que me rompieron el corazón.


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