viernes, 4 de julio de 2014

Te amo... ¿te amo?

Te amo...

Amo cada parte de ti, amo tus ojos cada vez que me miras y me incitas a acercarme.
Amo tus labios cuando los humedeces y me provocas besarte.
Amo tus besos que causan todo tipo de emociones en mí.
Amo tus manos cuando me tocan y me invitan a tocarte.

Amo tus brazos cada que me abrazan y ocasionan que no me quiera alejar de ti.
Amo ese pequeño bello lunar que tienes en tu pecho que me vuelve loco.
Amo cada parte de tu hermoso cuerpo.
Amo tu voz que me enamora.
Amo tu risa alegre que me hace sonreír.
Amo tus chistes sin sentido que me parecen graciosos.
Amo tu manera de pronunciar ciertas palabras que producen ternura en mi ser.
Amo tu forma de caminar hacia mí que me hace inevitable mirarte con un brillo en mis ojos.
Amo la pausada respiración que tienes cuando estamos juntos acostados...

Te odio... 

Odio cada parte de ti, odio tu carácter, odio cada parte de tu cuerpo, odio tus chistes sin sentido, odio tu forma de besar, odio tus abrazos, odio tu forma de mirarme, odio tus heladas manos cuando me tocan, odio tu voz, odio cómo pronuncias ciertas palabras, odio tu manera de reír y caminar... odio cada parte de tu ser...

Odio todo lo que me motiva amarte, odio que ya no estés conmigo, odio que tu lado romántico ya no lo vea yo, sino otro tipo.
Odio que ya no seamos un «nosotros».

Te odio por ser como eres y te amo por lo mismo.
Te amo aunque te odie.
Te odio aunque te ame.

No tienes idea de cuánto odio amarte.


miércoles, 12 de marzo de 2014

Mi primera vez.

Ah… mi primera vez; cuando me convertí en un verdadero hombre.
Tenía 16 años, bastante joven, lo sé. Yo realmente amaba a esta chica, ella era 2 años mayor que yo y llevábamos juntos 1 año y 8 meses.
La conocí en una fiesta de una amiga, eran las 9 de la noche, yo tenía que llegar a mi casa a más tardar a las 10:30, pero incluso pensé en irme de la fiesta temprano, miraba a todos mis amigos quienes bailaban apasionadamente, la mayoría sin tener idea de la manera en la que se estaban moviendo, pero de todas maneras se movían y se veían felices, mientras que yo estaba parado, recargando mi espalda en una pared, alejado de la pista, pensando… en todo y en nada, y no era porque no sé bailar, porque sí sé, cuando tenía 10 años mi madre me hizo entrar a una academia de baile, decía que me ayudaría a socializar, a tener novia (já) y que además estaría haciendo deporte, pero bueno eso no es importante, no bailaba porque no quería, los ambientes de fiesta no son mis preferidos, sé divertirme… soy divertido… pero la mayoría del tiempo me gusta estar en silencio, ya sea leyendo o escribiendo, de hecho no me gusta cuando estoy en el autobús para regresar a mi casa y se sube un conocido y se sienta a mi lado y comienza a querer hacer plática, me gusta viajar en silencio, pensando… bueno, regreso a la fiesta, estaba sentado mirando a mis amigos bailar, se hicieron las 9:30pm, me levanté de la silla para retirarme, iba en camino a la puerta cuando veo a entrar a una chica, llevaba puestos unos lentes oscuros, qué ridícula, es de noche y además entró a un lugar cerrado, la miré caminando en mi dirección, yo seguía parado ahí cuando de pronto me golpea con su hombro, se le caen sus lentes, me agacho para recogerlos y dárselos, los levanto, y cuando se los entrego pude observar sus ojos, sus hermosos ojos café, bajé la mirada y pude observar su sonrisa, su bella sonrisa, después miré sus mejillas rojizas de vergüenza cuando me dijo: —discúlpame, no te vi, estaba distraída.
No te preocupes, está bien.
Salí del lugar, caminé una calle cuando recordé que se me había olvidado mi suéter, lo dejé en el respaldo de la silla. Regresé por él, fui a la mesa donde lo dejé y ahí estaba la chica de lentes, ya no los traía puestos pero pude reconocerla; —Hola, yo otra vez, disculpa, ¿no viste un suéter que estaba en el respaldo de la silla?
—Am… sí, aquí lo tengo. Lo guardé en mi bolso porque se me hizo muy bonito y pensé, probablemente sea de un chico demasiado guapo y sexy que va a venir a buscarlo, porque debe ser su suéter favorito y no lo dejaría abandonado en una fiesta.
—Lamento decepcionarte, el suéter es mío.

Comenzó a reír, después reí yo, no sé porqué.
La invité a bailar. Aceptó. Bailamos y platicamos toda la noche.
Demonios, ¿qué hora es? Saqué el celular, 5 llamadas perdidas de mi padre y 6 de mi madre. Las 12:38. —Disculpa, pero ya me tengo que ir, mis papás me van a matar.
—Espera...
Me tomó las manos y me dio un beso en la mejilla.
Llegué a mi casa a la 1 de la madrugada, mis padres me iban a regañar pero les dije que era la primera vez que llegaba tarde y les expliqué lo que sucedió, con una sonrisa en el rostro me dijeron que estaba bien, que no se repitiera y que me fuera a dormir.
Me fui a dormir feliz.
Dos semanas después la volví a ver en otra fiesta, me le acerqué y ella estaba fumando, le dije hola y me contestó «hola, ¿quieres un cigarro?», No fumo. Le contesté.
Ella hizo un gesto de desaprobación en su rostro.
Le dije «no es cierto, estaba bromeando. Claro, me encantaría fumar un cigarro». Me pasó el suyo y ella prendió otro. Le di una fumada y empecé a toser.
Ella río. Le pregunté que si quería bailar y aceptó.
De nuevo bailamos y hablamos toda la noche.
De nuevo llegué tarde a mi casa.

Vaya, qué rebelde es esta chica.

Me invitaba a fiestas muy seguido, y yo aceptaba, esta chica me gustaba y sé que yo le gustaba a ella.

Fumábamos, ella mucho, yo poquito, tomábamos, ella mucho, yo casi nada; bailábamos y platicábamos toda la noche.

Ya casi no toso cuando fumo.

Nos hicimos novios un sábado 19 de Mayo.

Nos la pasábamos en fiestas, en su casa, todo el tiempo juntos. Mis padres me regañaban por llegar tarde pero yo no les hacía caso, lo único que me importaba era verla a ella.
En ocasiones no iba al colegio solamente para poder irme con ella a su casa, a la plaza, al centro, a cualquier lado pero con ella.
Bajé demasiado mi promedio. La confianza que me tenían mis padres la perdía poco a poco con cada vez que llegaba tarde a mi casa, tomado y con olor a humo de cigarro.Mis padres hablaban conmigo, me decían que estaba cambiando, que ya no era yo, y que dejara de ver a esa chica mayor que solamente me estaba causando problemas.
Yo no les hice caso, ¿qué van a saber ellos de ella si casi ni la conocen? Yo la seguía viendo, en ocasiones me escapaba a escondidas de la casa sólo para verla.

Ella me hacía feliz. Yo la hacía feliz.


Cuando llevábamos juntos 1 año y 3 meses ella cumplió los 18 años, y yo tenía tan sólo 16.

Y ella al cumplir los 18 años, no cambió en nada. Bueno, en casi nada, solía no contestarme mis llamadas y mis mensajes, ya casi no me invitaba a fiestas con ella, pero pues sus fiestas eran de sus amigos de 18 años también, y eran en antros y bares, lugares a los que yo con 16 años no podía entrar.
Duramos mucho tiempo así, ella salía mucho con sus amigos, en realidad ya nos veíamos muy poco, y el poco tiempo que nos veíamos era solamente para pelear y discutir.
Me puse muy triste, le veía poco futuro a la relación, pero aún así le veía futuro, así que yo seguía con mi intento de arreglar las cosas, de hacerla feliz, de darle detallitos, entregarle cartas, hacía lo posible para que lo nuestro no se acabara. El poco tiempo que pasábamos juntos, la notaba distante pero igual yo seguía esforzándome por lo nuestro

Yo la amaba. Y sé que ella me amaba a mí.


Se acercaba mi cumpleaños. Era el mes de enero.

Durante ese mes la noté mucho más distante que de costumbre.
Tal vez está planeando una fiesta sorpresa para mí y quiere que me sorprenda.
Tan linda.
El 19 de enero cumplimos 1 año y 8 meses, una semana después era mi cumpleaños.
Llegó el día de mi cumpleaños, me desperté, me afeité, me bañé y me vestí.
Miré mi celular y vi un mensaje de mi novia que decía «Feliz cumpleaños :)». Qué simple, parece que sólo me lo dijera por compromiso de decírmelo.
No… es cierto, debe ser por la fiesta que me está organizando. Sí, debe ser eso. Qué tonto, pensé.
A las 5:30 me habló su mejor amiga, la que fue gracias a ella que nos conocimos pues fue en su fiesta donde empezó todo.
Me habló al celular y me dijo: «ve a la casa de tu novia pero YA. Perdón. Te quiero».
Lo sabía, ¡FIESTA SORPRESA!
Llegué a su casa lo más rápido que pude, y en la puerta había una llave y una nota de su amiga que decía: «con esta llave puedes entrar. De verdad lo siento mucho».
Qué rara nota.
Entré a la casa de mi novia esperando a toda la multitud de mis amigos y familiares gritar ¡SORPRESA! Pero nada, subí a las escaleras que dan a su cuarto, entré y ¡SORPRESA! Estaba con otro en su cama, ambos desnudos…
Salí corriendo del lugar, llorando. Corrí y corrí, lloré y lloré hasta que ya no pude más.

No entiendo, yo era feliz en mi mundo, tranquilo, con mis amigos, leyendo, escribiendo, sin ningún vicio, pero luego llegaste tú y le diste un giro a mi vida, terminaste con la monotonía de mi día a día, pero no para mal, me hiciste más feliz, me hiciste experimentas nuevas situaciones, me hiciste crear nuevas historias y nuevos momentos que jamás olvidaré, pero después comienzas a cambiar y se te olvida todo lo nuestro, empiezas a ignorarme y a alejarme de tu vida poco a poco hasta que de repente terminas con toda la felicidad y el amor que nos teníamos, todo estaba bien y ahora ya no.

Llegué a mi casa, mis padres querían abrazarme pero los ignoré y corrí a mi cuarto, recosté mi cara en la almohada y comencé a gritar y a llorar desesperadamente.
Mis padres entraron a mi cuarto preocupados y preguntándome al mismo tiempo: « ¿Qué pasa? ¿Qué tienes?». Tenía un nudo en la garganta, ni siquiera podía decir 2 palabras sin volver a llorar.
«Hijo, tranquilízate, estamos aquí contigo, ¿qué es lo que sucede?». Les expliqué, haciendo pausas cada 15 segundos para respirar y evitar llorar.

Mamá me tranquilizó y después se fue para dejarme a solas con mi papá. Papá me dijo: «hijo… ya no llores, estas cosas pasan, es normal, es parte de la vida. A todos en alguna ocasión nos pasa, a unos más veces que a otros pero igual  pasa. El primer amor siempre duele, y duele mucho, pero no es el fin del mundo, y no te digo que la olvides porque sé que no lo harás, porque en un futuro cuando te pregunten quién fue tu primer amor, pensarás en ella, pero poco a poco la irás superando, su recuerdo dejará de ser doloroso, obtendrás experiencias de este mal momento que te servirán en un futuro. El primer amor no es para recordarlo sufriendo, el primer amor es un amor maravilloso que debe ser recordado felizmente ya que es nuestra primera experiencia en el amor.
En fin hijo, ya no te aburro más con esto. Te dejo solo para que estés en silencio, pensando, que sé que te gusta».
—Gracias papá.


Y como dijo mi padre, así fue, la superé, no en poco tiempo pero eventualmente lo hice. No la recuerdo con odio, al contrario, la recuerdo feliz, porque fue con ella con quien tuve mi primera vez, la primera vez que me hizo convertirme en un hombre… la primera vez que me rompieron el corazón.


sábado, 18 de enero de 2014

Olvidarte duele.

Recuerdo el día como si hubiera sido ayer... vaya que sí...
Era un día como todos, yo salí al parque a caminar como hacía todos los días,
pero ese día fue diferente.
Una vuelta, dos vueltas, tres vueltas di alrededor del parque cuando la vi, había demasiadas mujeres bonitas en ese parque, pero ella resaltaba entre las demás.
Delgada, tez blanca, cabello oscuro, ceja poblada... fue lo que noté al instante en que la vi sentada en aquella banca, quedé maravillado debo admitirlo.
«Tengo que hablar con ella, necesito hablar con ella» pensé, me armé de valor y me acerqué a ella...
—Hola... le dije hola, «Hola», me respondió con una sonrisa en su rostro, ya no supe qué decir, su belleza me había dejado sin palabras.
—Déjame decirte que yo no suelo hacer esto, hablarle a una desconocida en un parque, pero... eres lo demasiado hermosa como para darme el lujo de desaprovechar la oportunidad de conocerte. Mi nombre es Emmanuel.
Un placer.
Noté cómo sus mejillas se tornaban rojizas mientras sonreía ligeramente.
«Eres muy lindo», me contestó, «mi nombre es Mariana», añadió.
Mariana... Mariana... Mariana... repetía su nombre en mi mente mientras sonreía.

Después de varias ocasiones de vernos y hablar, Mariana y yo nos convertimos en grandes amigos, hacíamos casi todo juntos, salíamos a caminar al parque, salíamos a comer, íbamos al cine, hablábamos horas y horas hasta que alguno de los dos se quedará dormido.
Y un día, pasó lo que era inevitable, me enamoré profundamente de ella...
No podía pensar en otra cosa que no fuera ella, pensaba en ella incluso cuando estaba hablando con ella, era lo primero en lo que pensaba al despertarme y lo último que pensaba antes de irme a dormir. Escuchaba su nombre y sonreía, la miraba y mis ojos brillaban, me enamoré de ella, y cómo no hacerlo si ella era todo lo que algún día soñé poder tener a mi lado, tenía esta hermosa mirada que te hacía olvidar todos tus problemas cuando la observabas por un momento, era ella con la que podía imaginar una vida a su lado, era ella la que me hacía feliz cada vez que hablaba conmigo, era ella la que me hacía creer en esa tontería que algunos llaman amor, era ella, nadie más que ella...

Y por supuesto yo tenía que decirle lo que sentía, no podía quedarme callado, ella tenía que saberlo y yo tenía que decírselo, y así lo hice...
—Oye, tengo que decirte algo muy importante... somos amigos desde hace mucho tiempo y nos conocemos desde todavía muchísimo más tiempo, hemos pasado demasiado tiempo juntos, demasiados momentos felices y tristes, he estado ahí cuando más me necesitabas y has estado ahí cuando más te necesitaba, demasiadas historias que hemos vivido, y debido a eso tengo que decirte algo... estoy enamorado de ti, estoy enamorado de tu sonrisa, de tu mirada, de la manera en que caminas, de la forma en que me hablas, de tu risa, de tu llanto, de tu rostro y de tu piel, perdona si te digo lo que siento pero tenía que decírtelo y callarlo no me serviría de nada. Yo no esperaba enamorarme de ti, pero me enamoré, y cuando lo supe, no quería enamorarme de ti, no quería contártelo por miedo a que nuestra amistad se arruinara y no quisieras volver a saber nada de mí, pero también sabía que jamás podría encontrar a alguien como tú y que no podía perder la oportunidad de enamorarme de alguien tan maravillosa como tú, por eso vengo hoy y me atrevo a decirte todo esto que siento por ti. No puedo dejar de pensar en ti, en realidad no dejo de pensar en ti, y en las noches cuando me voy a dormir, sueño contigo, me gusta soñar contigo porque es ahí, en mis sueños, donde nos veo siendo felices juntos.

«No sé qué decirte», contestó ella. —Me has dejado sin palabras. Es hermoso lo que me dices, y debo admitirte que yo en ocasiones también pienso de esa manera sobre nosotros, eres un chico increíble, me haces reír justo cuando más lo necesito, siempre sabes qué decir en el momento indicado, me has ayudado y has estado ahí conmigo en los momentos en los que me he sentido terriblemente sola. Y también me he dado cuenta de que...estoy enamorada de ti y...
—«Shh, ya no digas nada», le dije mientras ponía mi dedo entre sus labios.
Ya hemos dicho suficiente.
La tomé de la cintura, la acerqué a mí, la abracé fuerte y la besé, la besé como si no existiera nadie en este universo, nadie más que ella y yo...

El tiempo pasó, ella y yo ya llevábamos bastante tiempo siendo novios, y después de unos meses fue cuando los problemas llegaron a nuestra relación; celos, inseguridad, desconfianza... todo lo que destruyen las relaciones amorosas nos estaba destruyendo.
Le decía que era imposible tener una relación sin peleas, pero que podríamos hacer que la relación valiera la pelea. La notaba distante, era demasiado fría conmigo, ya no contestaba mis te amo, ya no me abrazaba, ya no me besaba, ya no era feliz...
Me lastimaba demasiado el hecho de que ella no era feliz conmigo, me lastimaba su rechazo a mis caricias y palabras de amor...

Un día, salí pronto del trabajo y se me ocurrió que podría sorprenderla como en los viejos tiempos y así poder verla feliz de nuevo, compré su película favorita, fui al restaurante que tanto le gustaba y logré convencer al dueño de que me preparara su platillo favorito para llevar y que así pudiéramos pasar un momento romántico como solíamos tenerlos cuando recién éramos novios.
Caminaba rumbo a su casa con una sola cosa en mente, hacerla feliz.
Y cuando iba llegando a su casa, la vi feliz... con otro tipo, él se acercó a ella, la besó, y ella sonreía como sonreía cuando me besaba...
Dejé caer la comida y la película al suelo.

La vi con otro y jamás creí que tantas lágrimas cupieran en tan pequeños ojos.

Terminamos.

Meses después, salí de nuevo a caminar al parque, una vuelta, dos vueltas, tres vueltas... me senté en una banca a descansar, levanté la mirada y vi la banca en la cual la vi a ella por primera vez, la banca en la que estaba sentada la mujer que me iba a hacer el más feliz y el más miserable en una misma relación.
Estallé en llanto. Me paré y seguí caminando mientras las lágrimas seguían cayendo.
Ella tenía todo lo que no encontraba en nadie más, ella fue la que me hipnotizó y la que no olvidaré jamás.
¿Habrá alguien que me haga olvidarla?
Porque los días pasan y en vez de borrarla, voy encontrando más motivos para amarla.


Y es que ya no es ella lo que me lastima... ahora es su recuerdo.